domingo, 21 de noviembre de 2010

Maracuyá, Fruta de la Pasión, Mburukujá...



Aunque la palabra maracuyá proviene del guaraní Mburukujá que significa “criadero de moscas”, debido a la dulzura de su néctar, atractivo a la hora del desove de estos insectos, el sobrenombre de “fruta de la pasión” que recae sobre él tiene su origen en dos mitos. El primero, cuenta que Mburukujá era una joven doncella hija de un capitán español que había llegado a tierras guaraníes para enamorarse de esa tierra… y de un aborigen guaraní.

En medio de su pasión, cuenta la leyenda, la joven se entera que su familia planeaba casarla con un joven militar español. Ante esto, ruega ella a que no le obliguen a unirse con quien no amaba. Confiesa entonces que mantiene una secreta relación con un guaraní, quien todas las noches entona una dulce melodía con su flauta en el jardín en el lugar donde ella vivía, embriagándola con su música…

Un día, prosigue el relato, Mburukujá dejó de escuchar la dulce melodía de su amado. En lugar del joven guaraní, acude a la cita una mujer, guaraní como su amado, quien le cuenta a la doncella la manera en que su hijo había sido asesinado por el ejército de su padre, quien sabía también del romance. Y sin duda deseaba su muerte. La joven pide entonces a la madre de su amado que le muestre el lugar donde yacía este. Una vez allí, cava la fosa con sus propias manos y pide a la mujer, antes de clavarse una flecha en el pecho, que la cubra con tierra, pues quería descansar eternamente junto a su ser amado. Desde entonces, dice la leyenda, los aborígenes de la zona advierte unas extrañas flores que brotaban de las plumas de la flecha con la que Mburukujá acabó con su vida: una flor que la leyenda bautizó como la pasionaria. El segundo mito sobre el origen del apelativo de fruta de la pasión tiene que ver con la similitud de su flor con la corona de espinas que portó Jesús camino al Gólgota. Se sostiene que este parecido indujo a los colonizadores españoles a nombrarla como fruto de la pasión, pues compararon el hecho de llevar estas espinas con lo que significó esto para el Cristo…

Añadiendo en esta dirección, cabe decir que su estructura pentarradial se prestó para una interpretación teológica. La suma de sus cinco pétalos y de sus cinco sépalos simbolizarían a los diez apóstoles: los doce menos Judas Iscariote y Pedro, quienes lo traicionaron y negaron. Mientras que sus cinco estambres representarían a los cinco estigmas de Cristo. Y sus tres pistilos corresponderían a los clavos de la cruz. Aunque la veracidad de los
mitos siempre será una incógnita no podemos negar que el maracuyá es una fruta llena de misterio.

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